Muchas veces a la hora de emprender un proyecto o negocio propio, la mayoría de las personas tienen un miedo al fracaso. Y esto es debido a que cuando piensan en poner en marcha sus negocios, quieren tener la certeza de concretarlos a la primera, o bien que ya todo está escrito como una regla en la cual “así debe de ser” para tener la seguridad de que este va a funcionar.
Es más, son una gran cantidad de emprendedores que nunca dan el brinco por que están a la expectativa de tener todas las respuestas y cada uno de los problemas flanqueados a la hora de decidir entrar por cuenta propia.
Robert Kiyosaki lo resume así:
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“Los perdedores son personas que piensan que perder es malo, y no se pueden dar el lujo de perder y con frecuencia lo evitan a toda costa. (…). Los perdedores siguen perdiendo y los ganadores siguen ganando simplemente porque los ganadores saben que perder es parte de ganar”.
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Un ejemplo muy tangible de esto podría ser “la Publicidad”:
En la publicidad, es posible (dependiendo del producto) que se logre un impacto efectivo del 2% (considerándolo como éxito) y por lo tanto en el 98% de los casos se fracasa. La cuestión es que ese 2% compense el 98% donde no se obtienen resultados.
Dejando claro que la clave fundamental para arriesgarse es que la recompensa sea lo suficientemente importante como para aceptar que se va a perder o fracasar muchas veces, pero que todavía merece la pena (véase mi artículo de “Todo mundo quiere ir al cielo, pero nadie se quiere morir para llegar a el.“).
Ahora bien, si ya decidiste que sí lo vale, es posible que en algún momento te encuentres con este escenario: ¿Y si no lo logro de esta forma?
La mayoría de los emprendedores ¡NO TIENEN UN PLAN B!
Y esto es asombroso. Vamos por la vida sin planes B, o planes de contingencia.
¿Qué significaría para ti asumir que puede que las cosas no salgan como esperas?
Cuando voy manejando en mi coche y pinta que el tráfico va a estar pesado, siempre busco en los mapas de rutas una vía alternativa. Esto es un plan de contingencia. Y no tener estos planes B, sin que nos demos cuenta, nos genera una incertidumbre y un miedo a lo que pueda pasar o bien, no pasar. De hecho, nos mete de lleno en la inacción.
Cuando emprendes tu negocio, o bien ya está en marcha , ¿Dónde debes tener plan B?
Por poner algunos ejemplos:
- En el área financiera. Si me quedo sin dinero para el proyecto porque no me ha salido como esperaba, ¿Dónde puedo encontrar más dinero? ¿A quién puedo pedírselo? ¿Cómo puedo generarlo? (bancos, familia, amigos, donaciones, internet en alguna iniciativa, etc). Pero la clave es haber pensado en esto ANTES de que ocurra.
- Tener un plan B para promocionar tu negocio si el A no ha funcionado.
- Tener un plan B cuando hago una visita de ventas a un posible cliente. Si no lo consigo como cliente, que al menos la visita me valga para que me conozca y concertar otra cita a futuro por ejemplo; o que me de un referído; o que me permita hacerles una demo gratis…. Estos son planes B, y C, y D
- Tener plan B si somos socios y al final no funcionamos adecuadamente.
- Tener plan B para generar alianzas estratégicas si lo que estoy haciendo no causa interés.
- Tener plan B si mi marketing no funciona, y como generar otras fuentes de ingresos que ya había contemplado pero no había puesto en práctica (ya que eran mi plan B)
Y así hay muchísimos lugares donde es necesario un plan B.
En Muchos casos, yo espero que tus planes se lleven a cabo a la primera.
Va a haber ocasiones en que no será así, ¡Pero la buena noticia es que esto tiene solución! Solo hay que ponerse a hacerlo, sabiendo que “fracasos” sí pudieras tener o que de seguro pero van en el pack de emprender tu proyecto y valida que esta opción pueda ser compensatoria con respecto a la los beneficios finales.
Te garantizo una cosa: tendrás mayor paz/certeza en que lo vas a conseguir, trabajarás inteligentemente , y aprenderás de todo lo que ocurra, transformando tu experiencia emprendedora en una aventura que merece la pena y que se disfruta.
¿Te apuntas a iniciar este viaje?